Cuando era niña nos llevaban a mis hermanos y a mí de paseo al Parque Lira, creo que cada quince días! No es que fuéramos pobres ni nada, es que nos gustaba la naturaleza…
Junto al Parque había una gran casa, con un portón de madera enorme, siempre cerrada. Todas las veces que visitábamos el parque, pasábamos junto al portón y nos imaginábamos qué habría adentro. Olía a viejo, y en mi desenfrenada imaginación de niña podía ver a personas vestidas como en el siglo pasado, viviendo su vida cotidiana en otro espacio y otro tiempo, ajenos al presente.
Sabíamos que la casa se llamaba “Casa de la Bola” pero eso fue todo lo que jamás supimos acerca de ella.
Hace algunos años por fin la abrieron al público. Desde que leí la noticia me propuse visitarla. No estoy segura de que en realidad quisiera saber que había dentro de ella, tal vez una parte de mí quería conservar el misterio.
Pero al fin este domingo me decidí y valió la pena.
La casa es en realidad en muchas formas tal como la imaginé de niña. Sólo faltaban sus habitantes, que fueron muchos a lo largo de su historia, pero sólo un único dueño desde 1942 quién vivía con 13 sirvientes.
Este señor era un excéntrico, pertenecía a una de las familias más ricas y de gran abolengo en México, dedicó gran parte de su vida a viajar y coleccionar obras de arte provenientes de todas partes del mundo. En la Casa de la Bola, él se propuso recrear el opulento, abigarrado y fastuoso modo de vida del siglo XIX, y lo logró.
Se dan visitas guiadas, las cuales entre semana tienen que ser concertadas con anterioridad, pero en domingo sólo debes esperar que se reúna un grupo de gente pequeño para entrar, yo esperé quince minutos. Nuestro guía, Oswaldo, de verdad sabe de lo que habla. Sabe todas las intimidades de las obras de arte, su origen, la manera en que se realizaban, las influencias que tenían, dónde y cuando fueron adquiridas, etc.
Lo único malo es que no te dejan tomar una sola foto, ellos venden postales y folletos para poder financiar el mantenimiento del lugar, el cual debe de ser muy muy caro. Pero no dijeron nada del jardín y yo no leí (o hice como que no había leído) que no se pudieran tomar fotos ahí y mientras esperaba tomé estas fotos.
Hay un reportaje aquí y un video aquí.
7 comentarios:
wooooooow còmo es que no hemos ido antes!!???
està de poca madre!!! padrìsimas las fotos, visita obligada la pròxima vez que vaya a Mèxico.
kisses honney
Exactamente eso pensé cuando fui. TENEMOS que ir.
Besos
pasear en un parque no es índice de pobreza o riqueza. esto sí que es demasiado "chilango".
http://moleverde.wordpress.com
Dna:
Pasear en un parque cada quince días SÍ era un índice de pobreza en mi caso, ya que no contábamos con dinero para más. El párrafo lleva un poco de auto-sarcasmo y está escrito en primera persona del plural, es decir, me refiero a una cirscunstancia particular.
Por supuesto pasear en un parque es y ha sido un entretenimiento de ricos y pobres, siendo la diferencia que unos paseamos en parques públicos y otros lo hacen en sus propios jardines.
Ahora bien, no creo que sólo los pobres visiten parques públicos, de ninguna manera. Lo que sí creo es que para muchas personas es uno de los únicos pasatiempos que pueden permitirse. ¿Esto es demasiado chilango? Tal vez. En la Ciudad de México la mayoría de la gente es pobre, aunque dudo mucho que esto sea privativo de nosotros los chilangos.
Saludos y gracias por el comentario.
Bien por tu visita!!!
Yo fui hace unos años y me encantó, que bien que publiques las fotos, están muy lindas y si es una visita obligada para los que vivimos en México (ricos o pobres) la cultura es para todos.
Saluditos....
Gracias por la visita, Alesi.
Saludos :-)
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